05 abril 2014

¿Alambradas con cuchillas en la frontera? ¡Eso es una salvajada!



La imagen me deja perpleja. Una alambrada con afiladas cuchillas “protege” la frontera entre África y Europa. Estoy volando sobre Melilla. Me acerco para ver quién pretende “invadirnos” y me quedo más perpleja aún.

Jóvenes africanos armados con la esperanza de acceder a una vida digna, cansados tras un largo y duro viaje que comenzó años atrás, cuando decidieron dejar su tierra, su familia, su cultura, el vínculo con todo lo conocido hasta entonces, para aventurarse en un incierto viaje rumbo a Europa.


Después de muchas penalidades, de pasar hambre, dormir a la intemperie y acostumbrarse a convivir con el miedo, la frontera está al alcance de su vista…

Pero la ansiada Europa les recibe con una valla “disuasoria”. Al otro lado de la frontera no saben que a ellos ya nada puede disuadirles, ni siquiera esas temibles cuchillas que dejarán en sus cuerpos las cicatrices de su determinación a seguir adelante.

Miserable estrategia la de enfrentar a las víctimas

Semejante despliegue para proteger las fronteras criminaliza a seres humanos cuyo único delito es huir de la guerra, de la violencia, de la miseria… ¿Por qué el control de las fronteras se hace de forma tan brutal? ¿Por qué se los trata como si fueran una gran amenaza? La estrategia de presentar a las personas inmigrantes como competidoras ante el escaso empleo o en el uso de los servicios públicos ha calado en parte de la población, preocupada por los recortes del gasto público en educación, sanidad, dependencia y apoyo a las personas más vulnerables. Miserable estrategia, fácilmente desmontable. Un ejemplo, Amnistía Internacional rompía hace poco los mitos sobre migración y atención sanitaria.

¿Falta dinero o sobran ladrones?

Evasión fiscal, especulación, corrupción… ¿no estará ahí la verdadera causa de la falta de recursos del Estado? Ay, si el Gobierno pusiera el mismo empeño en hacer frente al robo descarado de recursos públicos que en “proteger” las fronteras. Sin olvidar las decisiones políticas: esas que hacen que haya dinero para rescatar a la banca (después de una gestión indecente) o a los constructores de autopistas vacías, y no para atender las necesidades más básicas de la población.

Para el Gobierno el peligro que nos acecha no es el exceso de ladrones de guante blanco, sino los jóvenes africanos que saltan la valla, a pesar de las cuchillas.













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Una última pregunta, siendo África un continente rico en recursos, ¿por qué hay tanta pobreza?, ¿quién se beneficia de sus riquezas? Volveremos sobre ello.